Camino bajo esta lluvia de invierno y de infierno y es de noche, llego a casa y te pienso y escribo otra vez la sentencia de siempre. En ese triángulo de sentir-pensar-escribir voy descubriendo lo que a esta altura del partido (partido que voy perdiendo, por cierto) aparece como una verdad incuestionable: no imagino la vida, mi vida, sin vos en ella. Como si no lo supieras.
Algunos aman en amor la agitación como en el mar aman la tempestad (André Maurois)