Voy a anunciar mi suicidio Sabrán el arribo del día final En el que la pesada bruma deje de aplastarme Cuando los grilletes de la tristeza aflojen, por fin, su implacable mordaza. Al alba de la última jornada cuando sea definitivamente nulo el poco disfrute del que gozo Y el día y la noche el verano, el invierno, el ruido y el silencio me sean por completo indiferentes apagaré la última (y ya débil) llama He decidido dar fin al último acto, que el telón de la obra mediocre que fue mi vida se cierre, Deshabitada la sala, Oscuros los pasillos y que todo, finalmente todo, sea abarcado por la quietud insobornable de la muerte. Voy a anunciar mi suicidio No habrá ya espacio para el llanto Sólo lentas y cansadas campanas que resuenen en el llano anochecer Cuando el sol se apague en el horizonte se bombeará el último hilo de sangre y cruzará por mi rostro la última de las lágrimas, Como en ese juego de niños Basta para mí,...
Algunos aman en amor la agitación como en el mar aman la tempestad (André Maurois)