" T e extraño . Me apego a tu recuerdo, a lo inconcluso de eso nuestro que empezaba a nacer. Inconcluso como la novela que jamás terminé de escribir, y que descansa en borrador en el cajón con tantos otros recuerdos. O como ese libro de Max Weber que comencé hace algunos años, y el señalador se perpetuó en la página ciento cuarenta y ocho. Parece que, como dijo Cortázar en aquel poema, la única forma de encontrarme es en mi matecito amargo; puesto que intenté mezclarme, escabullirme, filtrarme en tu vida, poniendo el corazón delante y algún que otro prejuicio atrás, y ya ves cómo se fue desenvolviendo todo. Está lloviendo, y hoy la lluvia es un poco más amarga que otras veces (no sé si lo sentís de la misma forma), parece un llanto lento pero que desgarra, gota a gota en mi ventana, el llanto se va dibujando, las primeras luces de la noche asoman como ojos fijos color naranja, rojo, ojos fijos que parece que me están mirando inmóviles, inquisidores, contemplando, silenciosos...
Algunos aman en amor la agitación como en el mar aman la tempestad (André Maurois)