"Te quiero, aunque quieras a otro. Te quiero, porque creas arcoiris con tus manos, y todo es risa cuando estás cerca. Te quiero, aunque tu pasado no esté pisado, y tus mejores versos y prosas y pensamientos y desvelos sean para otro y no para mí, como así quisiera. Te quiero en tu hiriente silencio en tus mejillas hermosas te quiero en la lluvia de tu pelo, y en tu inalcanzable dulzura. Te quiero, aunque esta noche no me pienses y aunque llueva y haga frío y tenga por delante miles de responsabilidades; y no te encuentre, ni siquiera en sueños. Te quiero, aunque quieras a otro aunque lo que siento quede únicamente en un fuerte deseo ese deseo de ser quien te despierte en la mañana, con un beso en tu cuello infinito y luego el abrazo, que -seguro, aunque cómo saber- me sumerja en esa cálida esperanza del contacto con tu piel. Me siento un tanto extraño extrañando tu boca, esa boca tan extraña que, por extrañas cosas de la vida, me atrae irremediablement...
Algunos aman en amor la agitación como en el mar aman la tempestad (André Maurois)