Libre la noche de toda ropa no te inhibe mostrarte casi desnuda siento tanto deseo de culminar la tarea que vos empezaste parada frente al espejo. Los besos que recorren la espalda, blanca se estremece con unos labios paseando, recorriendo, jugando ese juego de pasión sobre tu cuerpo Te mirás, sin ropa, pero no vulnerable Todo el fuego de frente al cristal que te refleja una mano corriendo tu pelo, un beso que sigue la curva perfecta del cuello que corre un bretel y besa el hombro desnudo, indefenso, haciendo lo propio del otro lado, nuevamente los labios húmedos sobre el blanco marfil de tu torso. Un silencio nocturno te envuelve parada frente al espejo Siento crecer esas ganas de terminar la tarea que vos misma empezaste quitarte por fin, la poca tela que recubre el oasis del deseo originario Rodearte con los brazos, los ojos incrédulos (Ojos que no alcanzás a ver por obvias razones) el alma misma desencajada ante tu cuerpo, ahora sí, totalmente desnuda, vos y ese doppelgänger, ...
Algunos aman en amor la agitación como en el mar aman la tempestad (André Maurois)