Pequeñas reflexiones que van dejando paso a un silencio, casi de hospital, mezclas de sentimientos encontrados mientras, sentado en la vereda, me dejo arrastrar por mis pensamientos, que me llevan de acá para allá, una y otra vez hasta la náusea, lápiz y papel en mano, esos pensamientos van tomando forma, y de buenas a primeras, tal vez sin arte ni parte, se transforman en esta primer entrada:
"Una nochebuena en la inmensidad de tus ojos, en el sonido de tu risa. Una navidad que desprenda mis miedos más lacerantes y los destierre, llenando vos ese vacío que produjo la expulsión improvisada. No sabés cuánta falta me hace volver a verte, para no entregarme vacío a la nada, contemplando desde el lado de acá lo que acontece a mi alrededor, sin poder cambiar, pero invocándote, evocándote para mí, sólo para mí antes de lanzarme al vacío y pretender arrastrarte conmigo aunque estés lejos y aunque sepa que de nada sirve hacerlo. Voy armando un beso tuyo en el aire, esa tibieza que quedó marcada desde el inicio y permanecerá “ad eternum”, como recriminando no ser iguales, no poder serlo, ese recuerdo en forma de beso espera algo de mí, tal vez haya sido la manera más dulce de poner sello de clausura a una historia destinada al fracaso y yo no me di cuenta (y no quiero hacerlo, sé que no quiero hacerlo)..."
[N.d.C.: Mi infinito agradecimiento a Aldita, que me ayudó con estos primeros pasos y confío en poder ir agarrándole la mano, para no tener que ir corriendo a consultarle cada pequeñez de esta (no tan nueva) movida...]
"Una nochebuena en la inmensidad de tus ojos, en el sonido de tu risa. Una navidad que desprenda mis miedos más lacerantes y los destierre, llenando vos ese vacío que produjo la expulsión improvisada. No sabés cuánta falta me hace volver a verte, para no entregarme vacío a la nada, contemplando desde el lado de acá lo que acontece a mi alrededor, sin poder cambiar, pero invocándote, evocándote para mí, sólo para mí antes de lanzarme al vacío y pretender arrastrarte conmigo aunque estés lejos y aunque sepa que de nada sirve hacerlo. Voy armando un beso tuyo en el aire, esa tibieza que quedó marcada desde el inicio y permanecerá “ad eternum”, como recriminando no ser iguales, no poder serlo, ese recuerdo en forma de beso espera algo de mí, tal vez haya sido la manera más dulce de poner sello de clausura a una historia destinada al fracaso y yo no me di cuenta (y no quiero hacerlo, sé que no quiero hacerlo)..."
[N.d.C.: Mi infinito agradecimiento a Aldita, que me ayudó con estos primeros pasos y confío en poder ir agarrándole la mano, para no tener que ir corriendo a consultarle cada pequeñez de esta (no tan nueva) movida...]
au revoir mes amis...
Un Cronopio
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