Duele querer y no sentirse querido, amar y no ser amado, extrañar y no ser extrañado... en fin, no ser correspondido.- A veces uno intenta hacer sentir a quien lo acompaña en el camino, que puede confiar, que sin temores ni dudas puede apoyarse, y que de seguro recibiría un oído, un hombro, un corazón, un cariño... Pero ocurre que eso a veces no alcanza, y nuestros intentos muy de a poco y dolorosamente van dejando lugar a las tristezas. Muy de a poco, porque nuestras fuerzas se agotan, y la felicidad que se siente al principio ( “escoba nueva siempre barre bien” ) ya no nos golpea tan fuerte ni se torna tan incontrolable. Dolorosamente, porque aunque no reconozcamos que efectivamente algo no anda bien, que esquivemos la mirada y finjamos que todo marcha perfecto, en lo profundo, detrás de esa máscara, hay un corazón que se corroe. No somos superhombres , no se nos exija entonces conductas heroicas que demuestren lo que realmente y con actos “medios” surge a la luz (no quie...
Algunos aman en amor la agitación como en el mar aman la tempestad (André Maurois)