“Quiero que tu boca sea la felicidad que se reinventa día a día, minuto a minuto /eterno jardín de nuevas sensaciones. Quiero acompañarte en todo momento, tomar tu mano cuando la tinta infinita dibuje tu cuerpo, y cuando la primavera se anuncie en tus ojos. Quiero y te quiero y me quiero en vos, porque tu mirada desborda el mundo, lo ahoga en colores porque tu voz es arroyo calmo, sereno, constante, porque te quiero y me quiero en vos, con vos, para y por vos. Veo el celeste firmamento y los campos en sepia del viaje, la alegría de la gente, los niños contra la ventana, el mate, la charla, el itinerario. El tren que tarda en llegar a destino y pienso que tal vez el destino sea estar a tu lado, renacer en tus besos; besos que devuelven la calma que despojan miedos, que cicatrizan dolores y auguran buenas nuevas. Pero qué puedo hacer ahora que no sea sólo ...
Algunos aman en amor la agitación como en el mar aman la tempestad (André Maurois)