"Y todo se derrumbó antes de poder ser construido. No pudimos vernos frente a frente, como dos personas que alguna vez sintieron quererse y entenderse. Todo llegó y se fue a destiempo, como esa excelente oferta que debemos dejar pasar porque no tenemos el dinero, como esas cosas que nunca se alcanzan.
Nunca te alcancé, y tendré que aprender a la fuerza y convencerme que serás en algún momento de mi vida (mucho más adelante, cuando ya no duelas, cuando tu recuerdo no me enrostre a puñaladas lo inevitable, lo que no pude detener) una hermosa historia para contarme en los arrebatos nocturnos que me encontrarán solo y pensando en esa historia que no fue.
Sigo extrañándote, tanto o más que desde aquel momento en que la despedida y el nudo en el estómago y darme cuenta que tu alejamiento sería definitivo. Te extraño, claro, pero no puedo hablarte, no quiero desatar nuevamente tu enojo y revivir tus decepciones; entonces me refugio en un cobarde silencio que macabramente coincide con la quietud de sepulcro de esta noche que me toca recordarte, tan espectacular y deslumbrante. Recordarte tan radiante, con tu sonrisa enmudecedora y tu voz de calma. Recordarte en tu amor tan pleno.
Tal vez a esta altura (vertiginosa, agobiante, hirirente) no sirva de nada, pero uno de estos días te invitaré a compartir un café y charlar, para recordar los buenos momentos, para saber qué es de vos, cuáles son tus nuevos proyectos y -fundamentalmente- para que, al verte, la vida me de un cachetazo y me deje marcada la mejilla, para recordarme a fuego que todo fue a destiempo, para verte y saber -por fin- de qué me perdí por haberte perdido."
Un Cronopio.
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