"Eras el sueño, por lo irreal.
Por lo fantástico
de tu risa.
Eras la utopía, por lo inalcanzable
y lejana
e imaginaria.
Dormías junto a mí, pero no vos –claro-, sino la imagen de vos que creé para mí, para lograr la burla: al tiempo, porque con vos, se suspendía y todo era un constante momento de sonrisas y charlas. La madrugada se transformaba en mediodía, la tarde podía ser a las dos de la mañana, la mañana ocurría en plena oscuridad de la noche, y la noche en un atardecer de verano cuando yo aquí y vos allá, y sin embargo, sentir que a veces tan, tan nosotros.
Con vos y tu imagen lograba la burla a la
tristeza, responsable de tantos inútiles desvelos previos al momento en que,
inocentemente, nos dijimos ‘hola’, sin pensar en lo que vendría, en el mar de
sensaciones y el enredo de confusiones –aunque eso no lo pensábamos, todo era
tan irrealmente hermoso en esa época-, y sin embargo nos burlábamos de todo,
hasta de los barrios y las calles que nos separaban, todo era alegría,
abarcabas completamente y desbordabas todo con tu sonrisa, con la emoción con
que contabas las cosas (y que seguro seguirás teniendo), por más mínima que
fuera.
Fuiste la burla a mi más absoluta soledad,
porque sentirte cerca era la estocada final que la alejaba –por fin- de mi
lado. Te había encontrado sin buscarte. Y fuiste vos, siempre vos, vos ‘ex nunc’,
vos para todo, obligándome a mentirme si dijera que hoy –después de tanto-
olvidé tu sonrisa, mintiendo aún más si dijera que no me estremece el sonido de
tu voz, cantando o simplemente cuando hablabas.
Pero
todo es ahora un conjunto de recursos baratos, como las noches, como este mate amargo, porque
no estás, porque no estoy, porque todo pudo haber sido diferente, porque parece
ser la hora de ir despertando de ese sueño, aunque no quiera hacerlo. "
Un Cronopio
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