"The road to you is paved right through with bloody good intentions
And missin' you is like kissin' Cyanide"
And missin' you is like kissin' Cyanide"
(Bad Religion - "Cyanide")
Cerré el libro que estudiaba, cuando todo
parecía calmo. Sinceramente, no pensé que sucedería. Los viajes, los
buenos amigos y los consejos, la terapia (algunas pocas charlas como cielo
entre tanta tormenta), hicieron su mejor esfuerzo y sin embargo hoy volviste.
No vos, ni lo felices o infelices que fuimos. Es algo distinto, pero cómo
decirlo de otro modo.
Ahí estabas, ese golpe en el alma indefensa, como pie en la madrugada y tu evocación como mueble en esa oscuridad y el golpe, sin esperarlo ni advertirlo, al volver a pensar, recapitulando la tragedia que ni vos ni yo podíamos sospechar hasta lo que ya sabemos y que no viene al caso, menos a esta hora e inmersos en lo fatalmente irremediable.
Fue la vida en pausa. Porque durante aquella otra
madrugada en que me encontraba en soledad –como ahora- pensaba en vos y en mí.
No era novedad que me asaltaran esos pensamientos; pensar en que todo fue un
desencuentro tras otro, un error tras otro; las decepciones, tus desencantos,
las desilusiones que desfilaron durante mucho tiempo por esa casa que nos
prometía lo opuesto.Ahí estabas, ese golpe en el alma indefensa, como pie en la madrugada y tu evocación como mueble en esa oscuridad y el golpe, sin esperarlo ni advertirlo, al volver a pensar, recapitulando la tragedia que ni vos ni yo podíamos sospechar hasta lo que ya sabemos y que no viene al caso, menos a esta hora e inmersos en lo fatalmente irremediable.
Pensaba mientras esperaba el colectivo en la
terminal solitaria que me iba a llevar a la misma ciudad en la que estarías vos,
el condenado micro que jamás llegó a horario y que me obligaba a repasar cada
uno de los errores que derivaron en esta patética escena yo aquí y vos allá y
el silencio de hielo, la gélida distancia, la indiferencia y la espera que no era lo que
hasta no hace mucho; ese colectivo a destiempo, significaba más
tiempo para estar juntos en la madrugada previa al beso somnoliento y la
despedida.
Recuerdo (imposible pensar ahora en otras
cosas) cómo los motores del último transporte se perdían en lo lejos, y sentí
en las sienes esa presión que genera el miedo, el nudo en la garganta cuando
aparecía la imagen nuestra en ese bar de La Plata en que nos despedíamos,
poniendo punto final -basta para vos, basta para todos- a lo ya insostenible, sin dar un paso atrás ni un solo metro
ni un solo segundo. Y no me resisto a que los detalles de cada
situación vivida se reproduzcan en mi cabeza, dejo que vayan conquistando el
terreno que hasta hace un momento, lo ocupaba el derecho y sus formas y las
leyes y la rutina de siempre. Habían transcurrido demasiados y largos días desde el silencio, por tu propuesta de
no vernos y mi contrapropuesta de no hablarnos, y se hacía imposible conciliar el sueño.
Igualmente, no pensé que todo esto sucedería
hoy. No esta vez, insisto, cuando mi lenguaje cotidiano no me permite una mejor
analogía, y las decisiones están firmes –creo-, y pasadas en autoridad de cosa
juzgada. Por qué ahora recordar, por qué cruzaste el umbral de mis pensamientos
aunque no me haya resistido –y no vos, ni lo felices o infelices que fuimos. Es
algo distinto, pero cómo decirlo de otro modo-.
Para qué esta vez, si ya la desesperanza, si ya
el mate amargo, si ya el silencio en la noche.
Un cronopio
Comentarios
Ser fama o esperanza es simple, basta con dejarse ir y la vida hace el resto.
Ser cronopio es contrapelo, contraluz, contranovela, contradanza, contratodo, contrabajo, contrafagote, contra y recontra cada día contra cada cosa que los demás aceptan y que tienen fuerza de ley." — Julio Cortázar.
Y a veces nos encontramos con cronopios y hacen más fácil ésto de saber cómo nos sentimos.
No es fácil ser cronopio, pero está claro que no algo que se te complique.
Gracias.